José Rodríguez
Supongo que si pasas gran parte de tu fin de semana
relacionado con un deporte en particular eres un un gran aficionado de aquello.
Si entre tus programas favoritos están sus eventos especiales transmitidos por
televisión, o si en los momentos de relax lo practicas, sea en persona o en
juegos de video y admiras incomensurablemente a quienes lo hacen
profesionalmente, eres en serio un fanático.
Eso es para mí el fútbol, desde que era un niño pequeño lo
vivo, me ha acompañado en muchas ocasiones y tengo mis futbolistas ídolos.
Además he aprendido lo que es la pasión gracias a lo que ha significado para mí
ser hincha de uno de los mejores equipos de América, la Liga Deportiva
Universitaria.
Primero en el Olímpico Atahualpa y desde hace 17 años en
Ponciano, he aprendido a disfrutar del juego, me he llenado la garganta de gol
y los ojos de lágrimas en más de una ocasión. Vi a mi equipo descender a la B y
pocos años después consagrarse como el mejor equipo de todo el continente.
Varios de los momentos más representativos de mi vida sucedieron cuando llevaba
una camiseta blanca con una U en el pecho.
La alegría más grande que me ha dado el fútbol |
Aquello me enseñó que a veces es necesario dejarlo todo por
cumplir un sueño, que el amor que nunca cambias es el que sientes por tu equipo
de fútbol, que en la vida se reproducen muchas situaciones que ves en una
cancha y que haber pasado por la general de un estadio te puede enseñar a
enfrentar cierto tipo de problemas cotidianos. Lo más lindo de estar en una
barra es aprender valores como la amistad, la solidaridad y la lealtad, y
gracias a Liga aprendí eso y más.
Pero más allá de estas últimas líneas de ensalzamiento de mi
equipo preferido, quisiera centrarme en el momento cumbre de todo el juego: la
Copa del Mundo de la FIFA, que este año se llevará a cabo en el económica y
socialmente emergente Brasil.
Hablemos un poco del gigante sudamericano, del país
amazónico gobernado por Dilma Rousseff, aquel que se ha convertido en uno de
los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), es decir, una de
las potencias económicas con mayor proyección internacional y que tiene en sus
costas atlánticas una de las mayores reservas hidrocarburíferas off-shore de todo el mundo.
"Nossa economia esta bem" |
Se podría decir que sería maravilloso vivir allí y que
después dada aquella bonanza económica estaríamos hablando de uno de los sitios
ideales en todo el planeta para albergar la Copa Mundial y los Juegos
Olímpicos, que en 2016 se llevarán a cabo en Río de Janeiro.
El país de las grandes metrópolis y los recursos naturales prácticamente
inagotables es también uno de los que registra la más alta brecha
socioeconómica, es decir, la diferencia en el modus vivendi entre los sectores
más ricos y más pobres es altísima. Los ricos son muy ricos y los pobres son
muy pobres, repitiendo así una de los mayores problemas de toda Latinoamérica,
la inequidad.
Las familias más desposeídas son hacinadas en las llamadas
favelas mientras que las revistas de turismo exhiben solamente la parte bonita
de las ciudades, Río de Janeiro es aparentemente un Guayaquil más grande dada
aquella situación.
Dilma: "Aqui nós esconder os pobres" |
Según datos del propio Gobierno de Rousseff son cerca de 50
millones las personas que viven en la pobreza, es decir, aproximadamente cuatro
veces la población del Ecuador. En 2013, la renta familiar del 20% de la
población poseyó el 57,7% del total de la riqueza nacional y el coeficiente de
Gini, indicador que va de cero a uno y que aumenta según lo hace la desigualdad
es de 0,55, cuando el ecuatoriano es de 0,47 y el de países como los nórdicos es
de 0,33. Aunque la diferencia parezca pequeña es muy alta.
Además deberíamos mirar un poco a la historia, cuando en
2004 Grecia organizó los Juegos Olímpicos y su gobierno de entonces realizó
altísimas inversiones, 10 años después vemos a la economía helénica devastada y
al presidente subastando su país al mejor postor. Las consecuencias en el
emergente Brasil podrían ser terribles, considerando que la inversión para la
Copa supera los 15.000 millones de dólares, cifra que se aproxima al 40% de la
totalidad del presupuesto general del Estado ecuatoriano para todo 2014.
Esto quedó de un escenario que hace 10 años perteneció a la élite olímpica |
Y los efectos no vienen a futuro como en el caso griego, ya
se están sintiendo en el gigante sudamericano. Además del hacinamiento en
favelas, los mendigos están siendo “reubicados” en las zonas no visibles para
los turistas, los animales callejeros están siendo capturados y sacrificados y para
colmo la presidenta Rousseff decretó una reducción de horas de trabajo para la
población a fin de que la gente mire los partidos.
Si bien se esperan altas ganancias para el país anfitrión,
las cifras resultan irrisorias si se comparan con la inversión realizada, hace
cuatro años Sudáfrica (otro BRICS) no ganó más de 1.000 millones de dólares,
cifra que se podría superar en Brasil, pero considerando que la inversión en la
nación africana no superó los 8.000 millones, la cifra resultaría insignificante.
Además de aquello está la veintena de obreros que hasta la
fecha han resultado heridos o muertos en la construcción de los estadios. No quisiera
decir que la Copa le quedó grande a Brasil, pero va pareciendo que sí, que
quizá Latinoamérica no está lista para recibir a un evento de tal magnitud.
El tema es tan delicado en Brasil que las protestas por el
exagerado monto de dinero público en la construcción de escenarios (a un mes de
la apertura algunos están inconclusos), la infraestructura de transporte (aún
hay aeropuertos a medio construir y otros que definitivamente solo quedaron en
planos), los fan fests (ciertas ciudades no cuentan con los fondos suficientes
para organizarlos por lo que deberán pedir créditos al gobierno central) y el
consiguiente aumento en los precios de los servicios e impuestos (en 2013 se
intentó subir los precios del transporte público).
Además hay jugadores ex campeones mundiales como el
recientemente retirado Rivaldo y el actualmente diputado del Partido Socialista
Romário, quienes ya se han mostrado en contra de la organización de la Copa. El
otro lado es representado por el eterno amigo de los billetes verdes Pelé y el
ahora empresario y jugador de poker Ronaldo.
"Eu sou capaz de vender o meu pais pra ganhar dinheiro" |
La verdad es que disfrutaré del Mundial porque amo el
fútbol, espero cuatro años para verlo nuevamente, pero creo que este año será
diferente, la Copa de 2014 será la de las desigualdades socioeconómicas, la de
las protestas y seguramente de la represión policial, como ya ocurrió en la
Copa de las Confederaciones realizada en el propio Brasil. Y ahora quieren
organizar también el Mundial de Clubes y la Copa América… no sé qué irá a pasar
con el querido país verde amarelho.
Que el balón empiece a rodar y nosotros a cantar los goles,
pero tratemos de no olvidar que junto a eso hay un pueblo que sufrirá las consecuencias
más difíciles gracias a tener en su casa a la fiesta ecuménica.
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