La peor recesión por la que pasó el Ecuador ocurrió cuando era un
quinceañero que lo único que quería era ser el bajista del equivalente quiteño
de Nirvana, pero llegó la crisis económica y surgió otro espíritu inspirado por
la música, pero alejado del sueño de ser un rockstar.
A mis 14 años era un adolescente de tercer curso quien en su
mente solamente tenía ser el bajista de una banda de grunge tipo
Nirvana, quería ser el Krist Novoselic ecuatoriano, pues aquella generación aún
no podía superar el trauma post-kurtiano que dejó la pronta partida del
frontman de la ícónica banda de Aberdeen, Washington.
Recuerdo que en el verano de 1998 entré a un curso de
guitarra, lo que sumado a ciertas enseñanzas de parte de mis amigos con más
experiencia musical, me preparaba para convertirme en bajista. Mi padre aceptó comprarme
el instrumento con la condición de que sea yo quien pague las clases con mis
ahorros, me pareció entonces un trato justo, hasta que empezaron a ocurrir
cosas impensadas.
Una tarde mi viejo llegó de su oficina en el ex Consejo
Nacional de Desarrollo (Conade) -el equivalente a la actual Secretaría Nacional
de Planificación y Desarrollo (Senplades)- con una noticia prácticamente
devastadora para la familia: el gobierno de entonces, liderado por Jamil
Mahuad, ordenó el cierre de la institución, lo que dejó en la desocupación al
menos a 600 personas, una de ellas, mi padre. Aquella neoliberal medida de
reducir el tamaño del Estado y poner ciertas funciones en manos privadas
empezaba a generar desempleo.
En ese momento no entendía la magnitud del asunto, pues pensaba
que con la liquidación que iba a recibir iba a tener el dinero suficiente para
poder vivir con la comodidad que mi familia había tenido hasta esos años y
habría el tiempo suficiente para que mis hermanas y yo podamos compartir más
tiempo con él. Además aún contaba con que iba a comprarme el bajo.
El edificio del Banco Popular, donde hoy funciona el Ministerio de Educación |
Recibió su cheque de liquidación en nuestra finada e
inolvidable moneda nacional, el sucre, y lo depositó en la cuenta que mi
familia tenía en el Banco Popular, una de las instituciones que presentaba más
solidez hasta aquel momento. Hasta que sucedió lo impensado.
En 1999 los bancos empezaron a quebrar y el gobierno de
Mahuad decretó un feriado bancario como medida de salvataje a una decena de
instituciones que perdieron liquidez y que estaban cerca de la quiebra. Sin
embargo, aquello sirvió para que los banqueros utilicen inescrupulosamente los
ahorros de personas, que como mis padres, confiaron su dinero a ellos.
Los resultados de esta crisis fueron terribles, la actividad
económica en el Ecuador se encontraba entre el 7% y 8% bajo cero y nuestro
finadito sucre se devaluó en más del 95%; las pérdidas globales ascendieron a
los 8.000 millones de dólares y los ingresos per cápita se redujeron en un 32%.
El desempleo aumentó de 9% al 17% y el subempleo aumentó de 49% al 55%. Para el
salvataje fueron utilizados 1.600 millones dólares de los fondos del Estado en
beneficio de los bancos que quebraron, dinero que recién en 2011 empezó a ser
devuelto a sus dueños.
"Les cagué y me fui a vivir en la Johnny, huevones!" |
En ese contexto trágico desde el punto de vista
socioeconómico, yo ya había cumplido los 15 y en serio sentía una rabia total
al mirar lo que ocurría. Es que ya había creado cierto criterio que se fue complementando
con la lectura de fanzines sobre la Generación X y ciertos textos de izquierda
que llegaron a mí gracias a aquellos panas admiradores del che Guevara que
nunca faltan.
Me la pasaba escuchando Megadeth, Slayer y Rage Against the
Machine, y empezaba a sentirme como Bernard de Un mundo feliz de Aldous Huxley, alguien que tenía ciertas
limitaciones pero que no las sentía al momento de expresar su rechazo a la
normativa fordiana. Yo era un adolescente que odió el sufrimiento de sus padres
por culpa de la normativa mahuadiana y la odié.
Detesté el neoliberalismo y su salvataje bancario, aunque
pese a ciertos coqueteos bastante fuertes con la izquierda preferí no
inclinarme por aquella tendencia, a pesar de que la formación ideológica que obtuve
en mi hogar tenía mucha relación con el marxismo y la revolución, pero en fin, aquella
es otra historia. Como dato nada más, el apellido de Bernard en la obra de
Huxley es Marx.
Si no le conmueve recordar estas imágenes, usted es un deshumanizado cual Mahuad. |
No soportaba la injusticia que veía, por ello, junto a un
grupo de amigos, salía a las inmediaciones de la Universidad Central a
lanzarles piedras a esos “chapas hijueputas”, los mismos chapas que se morían
de ganas de unirse a nosotros y gritar contra un régimen que cada día mataba
por inanición a más y más personas, porque ellos también eran víctimas de la
debacle financiera.
No podía dormir tranquilo al saber que aquella noche
prendería el noticiero y miraría otros cientos de migrantes viajando a ser
tratados como esclavos en España para poder mandarle un poco de dinero a sus
hijos, las familias desintegrándose, los jubilados haciendo huelgas de hambre
en las oficinas del IESS para pedir un poco de dinero y muriendo allí.
"Qué bueno que estos cojudos tienen memoria a cortísimo plazo, tranquilo Jamilcito que yo te ayudo amigui". |
Hasta ahora, 15 años después, me cuesta demasiado entender
cómo alguien que se precie de ser humano puede llegar a tener tal nivel de
apatía que no le importa cómo la gente se muere a su alrededor. Supongo que
cuando tienes dinero y poder la situación es así, que solamente importas tú y
las demás personas pasan no al segundo plano, sino al séptimo u octavo, por eso
prefiero ser un anónimo ciudadano de a pie que se gana su dinero cada día
trabajando y no perder mi humanidad.
Puertas adentro de mi casa, la situación era demasiado
preocupante, pues con mi padre desempleado los ingresos familiares se vieron
drásticamente reducidos; aquello lo llevó, junto a mi madre, a emprender en
varios negocios que no llegaron a tener el final esperado, pero que sirvieron
para que mis hermanas y yo podamos estudiar y no nos falte nada de lo
indispensable, hasta que varios años después pudieron conseguir empleos que les
garantizaron nuevamente cierta tranquilidad financiera.
Aquel momento el ser bajista dejó de ser una prioridad para
mí, decidí que lo que debía hacer estaba en otro campo. Ya no quería ser el
rockstar que se bebía, fumaba e inhalaba todo lo que encontraba a su paso y se
acostaba con todas las chicas que podía; haber vivido aquello me llevó a una reflexión
muy fuerte, quería luchar y brindar soluciones.
"Ostia! Amigos volved a Ecuador!" |
Ya han pasado tres lustros de aquello y las circunstancias
son totalmente diferentes a las que vivimos en los años previos al cambio de
milenio, y saltó la noticia de que el causante de toda esta debacle es perseguido
por la Interpol y tendrá una pena de 12 años de prisión. Me parece algo
insuficiente, considerando todo lo que hizo, aunque ahora Mahuad se defienda
diciendo que cortó la mano para salvar el brazo y que es un perseguido
político.
Quizá a la gente le haga falta recordar que 15 años atrás el
país estuvo a punto de destruirse, que millones de personas tuvieron que migrar
y otros centenares murieron, que muchos sueños fueron pisoteados y el honor de
la mayoría de los habitantes de este país fue burlado. Sería espectacular que
algún chico o chica adolescente lea estas líneas y se acuerde que quienes
tuvimos su edad cuando esto ocurrió aprendimos que la palabra “rebeldía” no
significa solamente “ser un guambra malcriado”.
Si tiene la memoria a cortísimo plazo, le invito a mirar el siguiente video, y si definitivamente no entiende mismo la magnitud social del asunto, vaya y bótese de un puente, usted no es humano.
siempre es bueno sintonizarse con aquellos días tan difíciles que pasamos, es un ejercicio de coherencia, que nos hace valorar las autoridades s instituciones que tenemos hoy en día. Buen artículo Oso.
ResponderEliminarCreo que haber vivido esos momentos tan complicados en etapas tan tempranas de nuestras vidas nos han ayudado a ser personas más empáticas y valientes. Sin duda pertenecemos a la generación X de los sobrevivientes del feriado bancario.
ResponderEliminarCreo que haber vivido esos momentos tan complicados en etapas tan tempranas de nuestras vidas nos han ayudado a ser personas más empáticas y valientes. Sin duda pertenecemos a la generación X de los sobrevivientes del feriado bancario.
ResponderEliminarCreo que haber vivido esos momentos tan complicados en etapas tan tempranas de nuestras vidas nos han ayudado a ser personas más empáticas y valientes. Sin duda pertenecemos a la generación X de los sobrevivientes del feriado bancario.
ResponderEliminarCreo que haber vivido esos momentos tan complicados en etapas tan tempranas de nuestras vidas nos han ayudado a ser personas más empáticas y valientes. Sin duda pertenecemos a la generación X de los sobrevivientes del feriado bancario.
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ResponderEliminarHola soy Clara Mejia
ResponderEliminarDel colegio Aleman de cuenca y tengo que hacer un ensayo y me gustaria que me ayudes con algunos datos, por eso me gustaria obtener tu correo
gracias