Por José Luis Vásquez Saud
Como usted bien sabe, y si no
sabe le vamos contando… este domingo 6 de abril, o sea hoy, se
celebra Wrestlemania, el evento más grande en el mundo de la lucha profesional
y de la World Wrestling Entertainment (WWE)… y dado que conmemoramos el
aniversario número 30 de esta fiesta, dejaremos por esta semana toda la
epistemología que tanto le aburre, para centrarnos en el muy famoso y conocido
cachascán.
Cuando hablamos de lucha libre profesional, lo primero que debe
preguntarse es por qué pararle bola a ese grupo de tipos musculosos que se
abrazan en el suelo y hacen llaves que obviamente no son reales.
También debe analizar que la trama que arman alrededor de las
peleas es de muy mala calidad, totalmente lineal y en la mayoría de casos
predecibles. Además, los luchadores son evidentes estereotipos popularizados en
la población. (Kofi Kingston solo porque es negro es sudafricano medio
jamaiquino y además mire como le pusieron el nombre).
Por último y no por eso menos importante, le recuerdo que este
espectáculo es patrocinado por la industria capitalista, situada en el corazón
del país que por naturaleza le encanta vernos las guebas y vendernos justamente
lo que usted ve todos los fines de semana, si es que lo ve, es decir televisión
basura.
Fin del primer acto y con eso usted, querido lector crítico de
la lucha libre profesional puede decirse internamente “Ya lo sabía, por eso no
veo pendejadas de guaguas”. Sin embargo, no cante victoria tan rápido, la
cuenta solo ha llegado a 2…
¿Se acuerda cuando tenía algo así como 10 años? No estoy seguro
si la lucha libre era eso que le transportaba a otros mundos y le hacía pensar
que usted era Hulk Hogan, que tenía que pelear ni más ni menos que contra el
mismo André el Gigante. O ¿Qué tal si le gustaba Mazinger y por ahí alguna vez
se imaginó verse como Koji Kabuto? O quiso ser Goku de Dragon Ball, o si quiso
ser una Sailor Moon o el inspector Gadget. ¿Qué tal Beakman? ¿Qué tal algo que
nos separaba de aquí y que sin necesidad de la marihuana de su brujo preferido
podía hacerle estar como loquito en el patio de su colegio o su casa?
Sabe, eso de arriba tiene una palabra y se llama inocencia, se
llama esencia, se llama disfrutar de la vida y querer salir de nuestra carne
para sentirnos vivos, sin moralismos, por eso nos encanta nuestra niñez, porque
disfrutábamos sin importar cuáles eran los parámetros morales de acción social.
Si teníamos que ser Rambo y meternos al bosque de atrás pues lo hacíamos y
punto y claro, salíamos lastimados, pero felices… esa es la belleza que deseo
destacar y que para los que le gusta la lucha libre no se ha perdido porque en
esa pantalla de televisión revivimos esos momentos de juego con nuestros
amigos, primos y hermanos, esas tardes enteras soñando…
¿Sabe qué más? Yo hasta ahora recuerdo una de las primeras veces
que vi la lucha libre y coincidió con un Wrestlemania y en realidad comencé a ver porque en este evento
dedicaron una pelea de box. La vi porque mi Papá es fanático del boxeo.
Desde ahí al igual que usted posiblemente viví al extremo la
Attitude Era con grupos como los: Degenerados, el Ministerio de la Oscuridad y
la Corporación.
Poco a poco comencé a conocer la faceta de cada personaje y ese
estereotipo del Padrino, por ejemplo, de repente no fue tan molesto, de repente
estaba bien, porque te ofrecía un entretenimiento sano (y si me dice que es
violento estamos en un problema porque no puso reparos arriba cuando dije que
esto era de mentiritas).
Bueno, efectivamente representa la violencia, pero se constituye
como contraposición irónica a lo que representa una pelea de UFC por ejemplo.
Es como la novela mexicana que representan patologías en el tema de las
relaciones familiares por ejemplo o descontextualiza temas invisibilidades como
la pobreza y lo hace digerible al público.
En la lucha libre pasa algo similar, se sobreentiende que todo es
mentira y por lo tanto se desinhibe la compasión ante aquel que está siendo
“golpeado” y se apuesta más por lo aeróbico y el espectáculo, es decir a una
especia de arte circense.
Los discursos básicos, y como decíamos, los estereotipos
consolidan este espectáculo consumista basado principalmente en diversión.
Continué viendo en lo que era WWF y junto con el consumo llegaba
la hora de pasarlo a mi gran amor, los videojuegos.
Entonces si algo me faltaba; con los videojuegos el fanatismo a
la lucha libre se afloró del todo con los juegos para play 1 de Smack Down y en
los cuales podías pasar media hora golpeándole al bite representado en el
muñeco de la televisión y que implicaba nada más y nada menos que una de las
mejores terapias de catarsis frente a la actividad cotidiana.
Por ahí me aprendí nombres como Kurt Angle y Chris Jericho;
posteriormente de Batista y Randy Orton que dejaban atrás el mundo de Hulk
Hogan, de Roddy Piper, de Macho Man Randy Savage y de muchos otros. Atrás
también quedaron los Bret Hart, los Stone Cold Steve Austin, X Pac, entre
otros.
La “out F” despedía a la WWF y daba la bienvenida a la WWE una
empresa que a estas alturas y tras comprar la WCW y la ECW se convertía en el
monopolio más grande en cuanto a lucha libre y como todo buen monopolio, esas
peleas de Undertaker contra Mankind en Hell in Cell se acabaron y
pusieron una serie de luchas muchos menos atractivas que ni el mismo Brock
Lesnar o Goldberg pudieron alzarlo. (sin embargo la TNA, su máxima competidora,
nunca estuvo a su altura)
En realidad… el trabajo realizado por Undertaker, Ther Rock,
Triple H, Shawn Michaels y Stone Cold, por mencionar unos pocos, solo ocasionó
que nuestra amada lucha libre WWE pase a ser un consumo de culto y eso quería
decir que todos los días que pasaran primero en RTS, luego en Ecuavisa y
finalmente en Teleamzanosa, tenían que ser seguidos.
A esa altura teníamos muchos juegos de lucha libre y el
conocimiento suficiente para conocer de memoria las tramas que aparecían en los
programas y hablo especialmente de la época en que Raw y Smack Down se
separaron creando marcas rivales.
De repente un día se me dio por comprar una cd pirata de un
evento de lucha libre… recuerdo uno de los primeros que era una autobiografía
de la Roca y que concluía en una pelea entre la Roca y Stone Cold por
Wrestlemania y que acababa con la intervención de Vince Mc Mahon, el odiado
jefe de la empresa, que interfería en el combate para hacer respetar sus
intereses.
Luego vi documentales tan fuertes como la biografía de Snake
Roberts que develó claramente la patética vida que llevan muchos luchadores que
tienen historias complicadas y en muchos casos adquieren problemas físicos
irreversibles, generados por los continuos impactos a los que se ven
expuestos.
Asimismo, llegó la época de la colección. Comencé a comprar casi
todos los eventos de PPV especialmente los cuatro gran slams: Los Summerslam,
los Survivor Series, los Royal Rumble y uno que otro Wrestlemania. Actualmente
tengo una pila de estos y otros eventos…
Con videojugos y películas me auto declaraba un casi friki y
experto conocedor en esta materia, y claro un día como por azar llegó la gran
noticia… Smack Down venía al Coliseo Rumiñahui.
Creo que fui una de las primeras personas en comprar una entrada
de un coliseo que se llenó y el día del evento. Me importó muy poco que casi me jalo de semestre por asistir
allá, pues no se comparaba.
Solo, sin mucho dinero para regresar y con una prueba final al
día siguiente de vital importancia, la única sensación que tenía era felicidad,
ver a Undertaker en persona salir por ahí, ver a Batista, ver a Edge uno de mis
personajes favoritos (junto con Chris Jericho y CM Punk). Salían y volvía al
mundo infantil, ese que le comenté al principio, ese que uno se creía luchador
y rescataba esa inocencia tan añorada.
Vinieron dos veces más, la segunda vez fui con más gente y la
tercera con más aun y siempre con la emoción de verles a estas superestrellas
como le llaman dentro de la WWE… en esas dos últimas ocasiones, la jornada
terminó con chumas con los panas que hasta ahora tengo el gusto de recordar. La
última vez, la cuarta, fui a un evento de War y logré tomarme una foto con el
gran Sabu, leyenda de la ECW.
Entre estas y otras me di cuenta que tenía un poco más de
Wrestlemanias piratas que de otras series, entonces se me ocurrió la brillante
idea de coleccionar cada uno de los que hasta ahora son 29 Wrestlemania,
ministerio que comencé hace tras años y que la semana anterior terminé y por
qué demore tanto, pues porque se lo debe disfrutar así y nada más.
De esta manera termina nuestro viaje en el cual he pretendido
convencerle que la lucha libre es una buena forma de catarsis frente a la
cotidianidad. Hoy en la noche le invito a que se conecte de forma legal, ilegal
o como le de la gana y mire al universo de la WWE y toda la magia al puro
estilo de Disney, pero con hombres por los aires, patadas voladoras y acción al
ras de la lona… ATANGANA!!! (JLV)
Te invito a seguir mi blog
personal en: http://kakariko-village.webnode.es/
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