Por: José Rodríguez
No hay nada más emocionante para mí que el momento previo al
concierto de una de mis bandas preferidas, supongo que a muchos les pasa
aquella tensión y nerviosismo de saber que en un poquito más de 24 horas
disfrutarán de la música que aman.
Viene uno de los referentes del metal, aquel músico
incomprendido que fue expulsado del lugar en donde quiso estar toda su vida y
decidió crear un mejor espacio para dar rienda suelta a su creatividad, para
poder decir lo que no le dejaron decir y hacer lo que no le fue permitido.
Resulta una historia muy familiar aparentemente, pero como a
muchos de nosotros aquello le pasó al frontman de Megadeth, Dave Mustaine, a
quien en adelante nombraré como el Colo (por colorado, pelirrojo), más por el
cariño que le tengo a alguien quien estuvo conmigo en varios de los más duros
momentos de mi vida, aunque ni siquiera tenga idea de quién soy.
El Colo |
Es que es eso justamente lo que hace la música, por eso es
pura magia, porque es creada por gente como uno, personas con las que te
identificas y que dicen al mundo cosas que quizá viviste y te permiten abrirte,
te dan la oportunidad de decir “pasé por eso y salí bien”.
Aquello pasó con el Colo y Megadeth, especialmente uno de
sus discos, Youthanasia, álbum que marcó mi vida e influyó en la formación de
ciertos rasgos de mi personalidad, historia que trataré de resumir en estas
líneas.
A pesar de que mi familia materna más cercana siempre estuvo
ligada a una ideología de izquierda, encontré varias paradojas desde el punto
de vista espiritual y religioso en contraposición con las prácticas que
llevaban a cabo. Por ejemplo, mi madre desde muy pequeño me enseñó valores como
el respeto, la tolerancia y la solidaridad, sin embargo, es una mujer muy
creyente que deposita semanalmente dinero en las arcas de una iglesia católica,
aquella capitalista compañía global que profesa la intolerancia hacia quienes
piensan diferente y trata de convencerte de unirte a sus ideas. Lo mismo ocurre
con mi padre, aunque su formación no estuvo tan ligada al pensamiento
progresista, más bien todo lo contrario.
En ese contexto familiar crecí con una curiosidad que
siempre me llevó a investigar y a buscar las explicaciones que deben tener las
cosas, lo que sumado a la represión que sufrí en mi educación primaria en una
escuela de curas y militares (así es, existen cosas así aunque resulte difícil
de creer), crearon en mí una afición por la música rock, aquella que era
prohibida por los padres, pues “invocaba al maligno”.
"Qué me voy a asomar cuando oyen metal, si a mi me gusta el reguetton!" |
Mis padres no fueron la excepción y miraron con mucho miedo
cómo su primogénito varón se alejaba del rebaño y empezaba a encerrarse (por
una norma de respeto) en su habitación para escuchar aquellos “estruendosos
sonidos”.
En aquel momento poco me importaba su opinión y llegó a mis
manos el cassette del Youthanasia, al convertirse en uno de mis trabajos
preferidos y de aquellos que repetía al menos una vez al día, se convirtió en
uno de los blancos de mi padre. La colección se completó cuando heredé una
camiseta promocional de aquel disco por parte de uno de mis primos mayores,
entonces ambos, cassette y camiseta desaparecieron.
Vea esa belleza |
No sé si sea una de las misiones de los padres molestar a
sus hijos adolescentes cuando más felices los ven o simplemente por aquel afán
de moldearlos a su imagen y semejanza no pueden medir las consecuencias de sus
acciones, pero aquel represivo acto concluyó en un fuerte rechazo de mi parte
hacia todo lo que mis padres decían.
Explotó la rebeldía contenida, y fue sin duda en aquel
momento cuando Youthanasia (obvio, me lo compré en CD y lo tengo hasta la fecha
en mi colección) se convirtió en mi
soundtrack, y la razón de aquello no fue fastidiar a mis padres, sino seguir
por el camino del metal. Quería nutrirme de más y más música, de más razones para
poder rebelarme y ser ese joven que no se dejaba de nadie.
La ecuación era sencilla, si no me entendían tenía que
hacerme entender, a las buenas o a las malas. No sé si cumplí aquel objetivo,
pero el Colo y Megadeth estuvieron allí cuando los necesité, cuando enfrenté la
discriminación, represión y el rechazo en mi propio hogar sabía que podía
encerrarme con mis audífonos y sacudir mi mente con Youthanasia.
Uno de los temas de este álbum, Family Tree, expresaba
exactamente lo que sentía en aquel momento, en complemento con la portada
(graficaba a una mujer de edad colgando en un tendedero de ropa a bebés) no
podían reflejar de mejor manera lo que pasaba en mi mente en aquel momento.
Lea la letra e interprete, no sea vago:
Forgotten
things remembered
the tigers
eat their young
the body
stayed but inside the head
the mind
was on the run
a
conspiracy of silence
the only
way out of pain
is turn
around, run through it man
too wet to
come in from the rain,
tell
them...
I know they
were doing it to you
but don't
try doing it to me
Let me show
you, how i love you
it's our
secret, you and me
but keep it
in the family tree
the secret
of the family tree
When you
hear them saying "trust me"
don't wait
to see what's next
thrown to
the wolves
forever
trusting
raised in a
form of living hell
sing a one
note song of rage
live and
die within your heart
so beware
in the shadows
Your family
tree waits in the dark
i say...
Mi identificación con este disco es tal que en mis planes al
corto plazo está tatuarme en mi antebrazo derecho a uno de los bebés de la
portada, aquel será mi primer tatuaje y será un homenaje y agradecimiento al
Colo, a Megadeth y a la música en sí por haber estado ahí para mí, por ser
quienes son aunque no sepan siquiera que existo.
El próximo octubre Youthanasia cumple 20 años de haber visto
la luz. En aquel mes está la fecha límite para tatuarme, pues quiero
retribuirles lo que me han dado dejando en mi piel marcado el hecho de que un
disco puede cambiarte la vida y que una persona puede ser o dejar de ser cuando
un poco de metal entra en su vida y está dispuesto a recibirlo.
En 24 horas saldrá Megadeth a
un escenario quiteño, en el que será uno de los conciertos más emotivos y
especiales para mí, por lo que significa la banda, por la influencia, porque
ser fan de un grupo no es solamente escuchar su música, es saber vivirla como
parte de ti.
A continuación un adelantito de lo que se viene, es el video del vigésimo aniversario del Countdown to extintion. Mañana veremos algo parecido en la Casa de la Cultura.
Y porque me caen bien, clic aquí para descargar el Youthanasia.
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